26 septiembre 2013

Deseo

Mucho tiempo pensé que debía protegerte,
que si el mundo caía, debía cubrirte.

Ahora se que seguirás de pie entre las ruinas,
serás una estatua orgullosa. 

Una estatua que podría admirar por suaves y largas horas.

Me juré a mi mismo que nunca te haría llorar.
Ahora se que nunca debo jurar;
y no puedo jurarme a mi mismo que volveré
a secar las lágrimas que saqué de tus ojos,
a hacerte sonreír y conservar tu risa en mis memorias,
a pasear furtivamente bajo la lluvia
o caminar kilómetros mientras te cuento historias.

Ahora entiendo que un juramento no es un deseo.

Pero puedo contarte mi deseo máximo:
Reencontrarnos,
como dos entes extraños que reencarnan
y bajo el opaco adormecimiento de un amor,
hacer lo que debí hacer, lo que deseé hacer:
besarte larga y tiernamente,
y sellar el destino de todas nuestras vidas.