Hoy vi tus ojos negros, cristales brillantes,
que me hablaban de tu alma.
Te vi, caminando en tu vestido negro,
con tus piernas delgadas y tus brazos largos,
vi tu largo cabello castaño y liso, cayendo hasta tu espalda,
lo vi contra el Sol, brillando limpio, claro, vivo,
te vi sonreír y te escuché riendo y reímos juntos y también sonreí.
Y te abracé, y te dije "te quiero".
Te abracé un poco más, hasta que empezó a ser incómodo.
Y apreté mis labios con tu mejilla de la forma más gentil que pude,
y tu boca sonrió de nuevo, tus ojos empequeñecieron.
Después nos dijimos adiós, como todos los días.
Ahora eres una pila de carne,
con telas negras inertes,
y chorros de sangre saliendo de tí.
No veo tu rostro, no existes ya,
ni tus labios, ni tus mejillas, ni tus ojos para ver tu alma.
Animales se agarraron a tiros,
querían matarse entre sí,
tu fuíste su alimento.
Nunca serás solo carne.
Tienes un nombre y un apellido, y una sonrisa, y una voz. Y una memoria.
Y tu voz y tu sonrisa siempre harán eco en mí.
Y cada eco se convertirá en una lágrima.
1 comentario:
Acertado, triste y lamentable.
No puedo decir que me gusta debido a los hechos sucedidos, no me atrevo, pero me gusta, de la buena manera, tu sabes, me llega.
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