En la vida real, el príncipe no siempre conquista a la princesa, el más justo no siempre aplica la ley, el inocente no siempre sale de la cárcel.
En la vida real nunca gana nadie realmente; nadie nunca pierde tampoco.
Esto es porque, en la vida real, no siempre se sabe quién es el héroe.
Y la fe no siempre acierta.
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